domingo, 26 de junio de 2011

Grupos y humanos



Por Enrique Cortés

Con este título Mario Polanuer, intentaba dar cuenta de las características que envuelven a los grupos; allí se partía, por lo menos así lo descifré yo, de la siguiente  hipótesis: La subjetividad humana se construye a partir de la relación con el otro. De ahí que percibir que el otro es otro sujeto, tanto como uno mismo, y a la vez tan diferente es tan complicado, e insoportable, como ver lo que en él hay de igual en uno. Me atrevería, incluso, a decir que la relación que cada uno de nosotros tiene con el grupo parte de alguna manera con esta vivencia.
Por un lado tendemos a buscar el ideal que nos aúna con el otro, esa imagen que nos funda; por el otro están las palabras, palabras necesarias para que el pacto se instaure, un pacto que requiere que cada uno de los que lo suscriben reconozca de la existencia del otro.
Encontramos grupos donde la exaltación a la imagen de sí llevan a sus componentes a confundirla con el ideal, son grupos donde todos los integrantes han identificado la figura del líder con la de su propio ideal, y lo seguirán hasta la muerte. Se trata del impulso a la masa. Freud en su Psicología de las masas y análisis del Yo y Elías Canetti en Masa y Poder, dan cuenta de ello.
Esto se entiende porque en la reunión de los miembros de una masa alrededor de su líder se produce un goce, un sentimiento de completud; y es más en estos grupos el diferente es un traidor, un enemigo que debe ser aniquilado. A esto hay que añadirle que el mismo dirigente, maestro o gobernante, el poder  propio del cargo, le ofrece un señuelo, una tentación  de índole narcisística.
Ahora bien, si la consistencia que lo anterior da al grupo es más bien necesaria, su exceso termina haciendo la vida imposible a sus integrantes, ya que lo que construye o subjetiviza es el riesgo de no sentirse unificado.
La característica fundamental de un grupo que resiste al impulso a la masa reside en la función que se le reserva a la palabra. Pero las palabras promueven más preguntas que aseveraciones, más cuestionamientos que certezas y se tiene la sensación de que las cosas se escapan.
Estando así las cosas, se pone en primer plano una cuestión ética, donde para cada sujeto se presenta una alternativa: sustraerse o entregarse a la expectativa de goce que genera el grupo. Cuando puede darse cuenta, se ve obligado a elegir. Si no se da cuenta, elige sin saberlo.

viernes, 22 de octubre de 2010

S.O.S. JUVENTUD EN PELIGRO

Por Enrique Cortés,

Desde hace ya demasiado tiempo y en especial en esta mi tierra, ando empapándome de  litigios y corruptelas por doquier: un día me levanto y me cuentan que han limpiado a las ONGs para comprarse pisos, otro día que si gracias a su Santidad algunos se han cubierto la jubilación, al siguiente le toca el turno a algún concejal o alcalde el cual sin querer y gracias a un plan parcial se ha endosado algunos miles de euros que total nadie los iba a tomar en falta. Mientras tanto los suyos los protegen, los aplauden y los vitorean con el eslogan: “los malos son los otros”.
Por otro lado y también en esta tierra mía la cultura se tiene que frenar porque no hay dinero para ella y el fracaso escolar aumenta a la carrera.
Se está transmitiendo a la sociedad civil un mensaje de dinero fácil y frecuentemente, de impunidad ante los casos de corrupción. No sólo por la posible resolución de los temas pendientes sino también por los que han pasado al olvido.

lunes, 14 de junio de 2010

Edipo y angustia

Por Carmen Ripoll, cripolls@gmail.com

El trabajo que voy a comentar abarca un tiempo concreto, exactamente 17 meses, dentro de un proceso terapéutico de años de duración y formación con diferentes terapeutas. Edipo y angustia comenzó a gestarse en diciembre de 2008 y acabó en mayo de 2010. Combina el trabajo terapéutico de la Gestalt y Psicodrama Freudiano.
Se trataba de una mujer de 55 años de edad, divorciada y con dos hijos, conviviendo los tres con la pareja (de la paciente) y la hija de éste en un mismo domicilio. La paciente comenzó con psicoterapia Gestalt tras acabar el tercer taller del Eneagrama, y de ahí parte ésta viñeta clínica.
La sintomatología que presentaba estaba relacionada con Asma intrínseco y EPOC grave, sin controlar medicamente. El discurso que traía en un primer momento estaba acaparado por la relación triangular establecida entre su pareja, la hija de éste (de 16 años) y ella misma, en la que la paciente había entregado su poder a la niña, como la llamaba en aquél momento.
Tras una serie de hurtos de dinero, ropa, enseres y registros de la hija de la pareja, a la paciente y a su hija, había tenido que poner candado en los dormitorios, para tener un poco de tranquilidad.
A las dos semanas de iniciar la terapia acudió a un taller de psicodrama donde la angustia la desbordó, de tal manera que no pudo hablar hasta el final del taller gracias a la ayuda “especial” de uno de los psicodramatistas. Hizo dos escenas.
La primera de ellas tenía que ver con una niña de tres años que sentada en una mesa jugaba con su padre.

viernes, 21 de mayo de 2010

Memoria versus represión: La Identidad

Por Enrique Cortés

Después de bastantes años en el ajo, tengo que confesar que creo en el poder curativo de la palabra y en las penalidades del silencio.
Si la especie humana es hablante, donde el lenguaje es vital, tanto como respirar o comer, ¿porqué se empeñan, algunos, en hacer de ello un acto delictivo?.
Como decia Freud; es más fácil cometer un crimen que borrar sus huellas, y la historia de la humanidad está llena de crimenes horrendos esperando que alguien les ponga palabras y esta es la novedad de nuestro tiempo, donde hay una opinión pública que sustrae del silencio y del anonimato los crímenes de esta humanidad. ¿Porqué tanto miedo a escucharlos?
El espanto de la guerra produce, entre otras miserias, silencio, y solo se podrá salir de ese espanto mediante la palabra. Los que no pueden olvidar, por falta de palabras, quedan anclados en los rencores del pasado, en el terror o en la melancolía.
La verdad no es neutral, es simplemente la verdad.

jueves, 6 de mayo de 2010

Chéri y Guido. Una mirada psicoanalítica sobre la glotonería neurótica en dos versiones masculinas incorregibles: a la francesa y a la italiana

Por Esther Marín Ramos

Chéri (Stephen Frears, 2009)
Guión: Christopher Hampton (basado en la novela: Chéri y The last of Chéri by Colette)
Productora: Coproducción GB-Alemania-Francia
Género: Drama de época. Romance

Chéri es una historia sobre las consecuencias trágicas del comportamiento neurótico en las relaciones afectivas. Los tres personajes sobre los que se vertebra la historia son víctimas de un deseo insatisfecho y las consecuencias en que deviene esta constante del comportamiento humano.

Madame Peloux (Kathy Bates) I.
La iniciativa motor de los acontecimientos, o rol fálico (el único que aparece en la trama, lo que ya nos está anunciando un desequilibrio de muy difícil solución), se encuentra personificada en el papel de la madre de Cherí, Madame Peloux, una rica ex-cortesana con porte de camionero barroco, mirada de vieja escéptica, y un ego tan formidable como su pechera. El nudo o conflicto de la trama se desencadena cuando...

Sobre el acto analítico

Por Carlos García Requena laventananegra@hotmail.com

Más allá de que las intervenciones no son propiedad de nadie, hoy me propongo hablar de aquellos modos de proceder que como herramientas de trabajo son utilizadas dentro del encuadre psicoanalítico y de los efectos que a partir de ellas se producen en el paciente. Empecemos por el principio.
¿Qué es el acto psicoanalítico? Son las intervenciones propias del psicoanalista, sus formas de hacer o herramientas específicas que están orientadas a propiciar la emergencia del sujeto del inconsciente.
Intervenir supone siempre la existencia de un antes y un después, de algo que pasa a ser otra cosa.
Frente a otras formas de hacer como la dominante en el modelo médico, donde el individuo llega con su dolencia y se coloca en posición pasiva ante el médico que le dice lo que tiene que hacer desde el lugar del saber, el acto analítico trata de ayudar al individuo a recuperar el estatus de sujeto-activo, lo que implica un reencuentro con su propio saber sobre sí. En este sentido, las intervenciones del analista van en la línea de que el individuo se reapropie de lo suyo y renuncie a la trampa de remitirse al otro, lo que supone en definitiva un acotamiento de su forma de goce. De la misma forma, todas las intervenciones que van orientadas a limitar aquellos comportamientos en los que el analista puede percibir la presencia del goce (llegar tarde a consulta, quejarse continuamente, pedir continuamente cosas al analista, etc.), están contribuyendo a la constitución de un sujeto donde antes había un objeto de goce.

¿Es gestáltico el Psicodrama freudiano?

Por Alfonsi Huete. alfonsi. huete@gmail.com

Tras un periodo de formación, hace apenas un mes me estrené profesionalmente en el quehacer de un psicodrama freudiano. De lo previsto a lo visto acerté en una sola previsión, de forma similar a lo ejemplificado por Lacan con el juego de los prisioneros, “el que arriesga se salva”, en el sentido en este caso de poder ver-se, de poder ir construyendo un saber solo posible atravesando la resistencia narcisista del “¿cómo lo haré?”.
Acerté en prever que estaba nerviosa, que era lo normal, y que cuando me sentara pesaría más la responsabilidad que el narcisismo y eso es lo que importa. Este pensamiento lo pongo en boca de Enrique, quien lo enuncia en nuestra formación y que es como un mantra para mí cuando practico; además, el taller fue realizado en La Huertecica, y al llegar a mi casa por la noche, recordé que tuve un primer insight de lo que supone ser responsable en ese mismo salón donde se realizó el taller, hará ahora unos 21 años, cuando trabajando con drogodependientes heroinómanos, tratando de esconder mi miedo (al estilo del consejo que se dan los funcionarios de prisiones en la película “Celda 211”: “Sobre todo que no se te note el miedo”), adoptaba en los inicios de mi trabajo, actitudes defensivas de provocación y dureza, hasta que un día a punto de expulsar del centro a un paciente, me di cuenta de que él estaba en una situación más vulnerable que yo: en ese punto dependía de mi decisión.

Entrevistas preliminares

Por Carlos García Requena. laventananegra@hotmail.com

Las entrevistas preliminares son aquellas que se realizan previamente al análisis con el objetivo de valorar si el sujeto se podrá beneficiar de él. Como se puede intuir, no tienen una duración determinada, que depende en cualquier caso, de la medida en que se van produciendo ciertas condiciones necesarias para que el sujeto esté en posibilidad de analizarse. Se trata de ayudar al sujeto a transitar desde una posición de irresponsabilidad ante el propio sufrimiento y una demanda de extirpación pasiva del malestar, a otra en la que el sujeto levanta la mirada más allá del síntoma y empieza a preguntarse cómo es que participa en lo que le pasa. Para comenzar el análisis es necesario que el sujeto entienda que lo que le pasa está relacionado con su historia, y que ante la existencia de lagunas en la misma, pueda confiar en el inconsciente como fuente de respuestas.

¿Por qué el juego?

Por Enrique Cortés

Xavier Guix en uno de sus artículos dice que hubo un tiempo en que no tuvimos duda alguna sobre que éramos aquello que representábamos ser: futbolistas, bomberos, cantantes, toreros, bailarines… Además poseíamos una extraordinaria capacidad para cambiar de personaje en un santiamén.
Luego perdimos la capacidad de sorprendernos y en ese dejar atrás al niño o la niña que fuimos, abandonamos sin darnos cuenta materiales nobles para nuestra autoconstrucción.
Y es también así, sin darnos demasiada cuenta de cómo lo hacemos, como nos vamos volviendo rígidos, incapaces de asumir otro rol que aquel al que nos hemos acostumbrado tanto, que al final nos identificamos sólo con él.
En la vida adulta, cada decisión que tomamos, cada rol que asumimos, acarrea su responsabilidad, cada pérdida es irreparable y nadie nos saca las castañas del fuego. Ese es el vértigo que produce el juego de la vida, y ante tamaña realidad hay quien aprende a aceptar, hay quien se rebela, hay quien se resigna y también hay quien no aguanta demasiado y prefiere hacer regresiones.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Psicodrama y Psicoanálisis

Por Enrique Cortés

Entre el psicoanálisis y el psicodrama todo es diferente por causa de la mirada.

La mirada del otro precipita mi discurso, el tiempo de comprender se acelera en el psicodrama, ya que la mirada del otro me sirve de referencia. La mirada en psicodrama nos lleva a la identificación; del  “yo soy como él” al “yo soy en tanto diferente a él”. Y esto ocupa el primer plano en psicodrama, es decir, mi diferencia y mi singularidad como sujeto en relación al otro, en definitiva la conciencia de mi deseo. Lo que me hace diferente del otro.
En el psicoanálisis, el silencio sin respuesta del analista remiten al sujeto a un tiempo y un espacio diferentes de los del psicodrama. Se intenta con ello llevar al analizante al lugar vacío de su deseo. En el análisis es por esta razón que no se accede a las demandas.
 En el psicodrama lo que interesa es el rol, no es tanto el deseo sino la implicación, el cómo uno se esfuerza por anticipar-se a lo que el otro piensa, aquí, de nuevo,  juega un papel muy importante la mirada.