viernes, 21 de mayo de 2010

Memoria versus represión: La Identidad

Por Enrique Cortés

Después de bastantes años en el ajo, tengo que confesar que creo en el poder curativo de la palabra y en las penalidades del silencio.
Si la especie humana es hablante, donde el lenguaje es vital, tanto como respirar o comer, ¿porqué se empeñan, algunos, en hacer de ello un acto delictivo?.
Como decia Freud; es más fácil cometer un crimen que borrar sus huellas, y la historia de la humanidad está llena de crimenes horrendos esperando que alguien les ponga palabras y esta es la novedad de nuestro tiempo, donde hay una opinión pública que sustrae del silencio y del anonimato los crímenes de esta humanidad. ¿Porqué tanto miedo a escucharlos?
El espanto de la guerra produce, entre otras miserias, silencio, y solo se podrá salir de ese espanto mediante la palabra. Los que no pueden olvidar, por falta de palabras, quedan anclados en los rencores del pasado, en el terror o en la melancolía.
La verdad no es neutral, es simplemente la verdad.

jueves, 6 de mayo de 2010

Chéri y Guido. Una mirada psicoanalítica sobre la glotonería neurótica en dos versiones masculinas incorregibles: a la francesa y a la italiana

Por Esther Marín Ramos

Chéri (Stephen Frears, 2009)
Guión: Christopher Hampton (basado en la novela: Chéri y The last of Chéri by Colette)
Productora: Coproducción GB-Alemania-Francia
Género: Drama de época. Romance

Chéri es una historia sobre las consecuencias trágicas del comportamiento neurótico en las relaciones afectivas. Los tres personajes sobre los que se vertebra la historia son víctimas de un deseo insatisfecho y las consecuencias en que deviene esta constante del comportamiento humano.

Madame Peloux (Kathy Bates) I.
La iniciativa motor de los acontecimientos, o rol fálico (el único que aparece en la trama, lo que ya nos está anunciando un desequilibrio de muy difícil solución), se encuentra personificada en el papel de la madre de Cherí, Madame Peloux, una rica ex-cortesana con porte de camionero barroco, mirada de vieja escéptica, y un ego tan formidable como su pechera. El nudo o conflicto de la trama se desencadena cuando...

Sobre el acto analítico

Por Carlos García Requena laventananegra@hotmail.com

Más allá de que las intervenciones no son propiedad de nadie, hoy me propongo hablar de aquellos modos de proceder que como herramientas de trabajo son utilizadas dentro del encuadre psicoanalítico y de los efectos que a partir de ellas se producen en el paciente. Empecemos por el principio.
¿Qué es el acto psicoanalítico? Son las intervenciones propias del psicoanalista, sus formas de hacer o herramientas específicas que están orientadas a propiciar la emergencia del sujeto del inconsciente.
Intervenir supone siempre la existencia de un antes y un después, de algo que pasa a ser otra cosa.
Frente a otras formas de hacer como la dominante en el modelo médico, donde el individuo llega con su dolencia y se coloca en posición pasiva ante el médico que le dice lo que tiene que hacer desde el lugar del saber, el acto analítico trata de ayudar al individuo a recuperar el estatus de sujeto-activo, lo que implica un reencuentro con su propio saber sobre sí. En este sentido, las intervenciones del analista van en la línea de que el individuo se reapropie de lo suyo y renuncie a la trampa de remitirse al otro, lo que supone en definitiva un acotamiento de su forma de goce. De la misma forma, todas las intervenciones que van orientadas a limitar aquellos comportamientos en los que el analista puede percibir la presencia del goce (llegar tarde a consulta, quejarse continuamente, pedir continuamente cosas al analista, etc.), están contribuyendo a la constitución de un sujeto donde antes había un objeto de goce.

¿Es gestáltico el Psicodrama freudiano?

Por Alfonsi Huete. alfonsi. huete@gmail.com

Tras un periodo de formación, hace apenas un mes me estrené profesionalmente en el quehacer de un psicodrama freudiano. De lo previsto a lo visto acerté en una sola previsión, de forma similar a lo ejemplificado por Lacan con el juego de los prisioneros, “el que arriesga se salva”, en el sentido en este caso de poder ver-se, de poder ir construyendo un saber solo posible atravesando la resistencia narcisista del “¿cómo lo haré?”.
Acerté en prever que estaba nerviosa, que era lo normal, y que cuando me sentara pesaría más la responsabilidad que el narcisismo y eso es lo que importa. Este pensamiento lo pongo en boca de Enrique, quien lo enuncia en nuestra formación y que es como un mantra para mí cuando practico; además, el taller fue realizado en La Huertecica, y al llegar a mi casa por la noche, recordé que tuve un primer insight de lo que supone ser responsable en ese mismo salón donde se realizó el taller, hará ahora unos 21 años, cuando trabajando con drogodependientes heroinómanos, tratando de esconder mi miedo (al estilo del consejo que se dan los funcionarios de prisiones en la película “Celda 211”: “Sobre todo que no se te note el miedo”), adoptaba en los inicios de mi trabajo, actitudes defensivas de provocación y dureza, hasta que un día a punto de expulsar del centro a un paciente, me di cuenta de que él estaba en una situación más vulnerable que yo: en ese punto dependía de mi decisión.

Entrevistas preliminares

Por Carlos García Requena. laventananegra@hotmail.com

Las entrevistas preliminares son aquellas que se realizan previamente al análisis con el objetivo de valorar si el sujeto se podrá beneficiar de él. Como se puede intuir, no tienen una duración determinada, que depende en cualquier caso, de la medida en que se van produciendo ciertas condiciones necesarias para que el sujeto esté en posibilidad de analizarse. Se trata de ayudar al sujeto a transitar desde una posición de irresponsabilidad ante el propio sufrimiento y una demanda de extirpación pasiva del malestar, a otra en la que el sujeto levanta la mirada más allá del síntoma y empieza a preguntarse cómo es que participa en lo que le pasa. Para comenzar el análisis es necesario que el sujeto entienda que lo que le pasa está relacionado con su historia, y que ante la existencia de lagunas en la misma, pueda confiar en el inconsciente como fuente de respuestas.

¿Por qué el juego?

Por Enrique Cortés

Xavier Guix en uno de sus artículos dice que hubo un tiempo en que no tuvimos duda alguna sobre que éramos aquello que representábamos ser: futbolistas, bomberos, cantantes, toreros, bailarines… Además poseíamos una extraordinaria capacidad para cambiar de personaje en un santiamén.
Luego perdimos la capacidad de sorprendernos y en ese dejar atrás al niño o la niña que fuimos, abandonamos sin darnos cuenta materiales nobles para nuestra autoconstrucción.
Y es también así, sin darnos demasiada cuenta de cómo lo hacemos, como nos vamos volviendo rígidos, incapaces de asumir otro rol que aquel al que nos hemos acostumbrado tanto, que al final nos identificamos sólo con él.
En la vida adulta, cada decisión que tomamos, cada rol que asumimos, acarrea su responsabilidad, cada pérdida es irreparable y nadie nos saca las castañas del fuego. Ese es el vértigo que produce el juego de la vida, y ante tamaña realidad hay quien aprende a aceptar, hay quien se rebela, hay quien se resigna y también hay quien no aguanta demasiado y prefiere hacer regresiones.